Un día me di cuenta de cómo era el mundo: Terrible y hostíl.
Y me inventé un cuento.
Un día me preguntaron cómo era mi vida, y no fui capaz de responder.
Entonces, me inventé un cuento.

[ Distorsión de la realidad ]

by Rhea on miércoles, 23 de julio de 2008

Hoy el mundo a caido.
Hoy a muerto la música.
Hoy se a acabado una parte de mí, pero también de tí.
Desde hoy, el futuro es incierto.
Hoy todo a cambiado.
Hoy a sido un día clave
Y tú lo has desperdiciado.

... Y es aqui donde, al final, tomamos direcciones diferentes. Los caballos reventaron hace tiempo, pero hemos seguido caminando a pie. Vacilantes, heridos, orgullosos. Demostranto una fortaleza que no poseemos o al menos soy yo la que no la posee. No lo parece, ¿eh? La respuesta la encuentras en ésta aclaración: No demuestro nada. A ti ya no. No puedo hacerlo, has hecho que no lo hiciera.
El sonido es amable, pero el significado es hiriente.
El silencio habla y las palabras callan.

La flecha apunta hacia tu derecha, pero mi flecha apunta hacia la izquierda, también tuya. Vamos, decide. Díme por dónde e de ir. ¿Quíeres que te acompañe?
En tus ojos brilla algo, pero señalas la izquierda mientras te pierdes por la bruma de el camino opuesto.
Te alejas. Te vas. Sabes por dónde caminas, por supuesto, tú nunca te pierdes, no lo permitirías... Pero has hecho precisamente lo que yo más quiero. Me has dejado olvidada, lejos, perdida... ¿Para que pueda encontrarme? ¿Encontrarte?
Pero hay algo que no te he dicho...

Me dá miedo.


La lluvia acude a saludarla, mojando su vestido oscuro y volviéndolo pesado. La tierra tira de ella e intenta hacerla caer. Se dá cuenta que la tierra no es la responsable, sino ella misma. Sus pies se han vuelto perezosos y lentos; patosos. El mundo pierde su color, el rojo se apaga con la pasión; el amarillo se vuelve gris y la luz, tinieblas; el violeta escapa de los pinceles para mezclarse con esta lluvia que cae, bajando a las alcantarillas y desapareciendo de cualquier vista mortal; el azul se quiebra y el mar pierde su hermosura ergo, el cielo deja ver las estrellas pero éstas también desaparecen; el naranja ha decidido que no quiere vivir sin su hermano el rojo y su novio el amarillo y decide morir; el azul oscuro se a enamorado de el negro y ha desaparecido sin dejar rastro; pero lo que es peor... el verde se ha fugado, y la esperanza se ha perdido.

¡Dama, mi dama! No corrais
permitidme acompañaros
o caeros vais.

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