Un día me di cuenta de cómo era el mundo: Terrible y hostíl.
Y me inventé un cuento.
Un día me preguntaron cómo era mi vida, y no fui capaz de responder.
Entonces, me inventé un cuento.

[ Distorsión de la realidad ]

Dreams

by Rhea on viernes, 18 de diciembre de 2009

Suelo soñar... suelo soñar a veces bueno. Suelo soñar... suelo soñar a veces malo. Suelo soñar y es que me guste o no me guste son los sueños, son mentiras en la noche son hermanos.

Ha sido bastante encantador, y me he despertado feliz.
Había un oso, un oso blanco con mi madre, parecía sereno, casi doméstico... Y cuando me vió, se irguió y corrió hacia mí, abrazándome y tirándome al suelo mientras nos fundíamos como uno solo. Entonces me henchí de cariño, de bienestar y de una extraña felicidad que me duró todavía después de haberme despertado. En el suelo rogaba a mi madre que pudieramos quedárnoslo e incluso le puse nombre: Rajá. ¿Por qué? Ni idea, pero mi oso se llamaba Rajá.

Dicen que son un reflejo del subconsciente, y yo me he puesto a pensar en lo que significaba soñar que me abrazaba un oso.
He encontado estas cosas:

  • Confusión en las relaciones con otras personas en el plano interior.
  • Victoria sobre sus enemigos, representa competiciones y recursos de todo tipo.
  • Parece ser que es malos símbolos excepto si vences al oso, en cuyo caso es un buen augurio.

Pues que decepción, yo me esperaba algo más espectacular... Pues nada, me quedaré yo y mi feliz visión del oso por mucho, mucho tiempo. Aún sigo pensando lo que significa, estaría bien que fuese algo así como que alguien que yo quiero me abraza... Sería bonito, ¿eh? Pero las cosas, y más conmigo no son tan sencillas. ¡Ja!

Por cierto: Phobia - 1 Año 2 Meses

Lost

by Rhea on miércoles, 9 de diciembre de 2009

Solo un montón de cables enmarañados

Distorsión de la realidad

by Rhea on miércoles, 2 de diciembre de 2009


Es curioso que haya estado en tierra de Xanas y Meigas y no haya traido ni una sola fotografía de ese paisaje. Quizá tendrían que quedarse donde están, en mi mente, corazón y alma. Porque todo aquello se ha quedado como una huella indeleble en mi corazón, en mis recuerdos, donde todo suele desaparecer tras unos breves instantes de existencia para caer en la oscuridad de la inconsciencia, donde según el señor Freud; nada se olvida, solo se agazapa en los rincones más bastos y extensos de la mente humana.
Pero ahora, sin embargo, están grabados de algún modo en mi mente pudiendo recrearlos y queriendo recrearlos para vosotros, todos y nadie y para que podais compartir, aunque sea un mínimo atisbo -si consigo la habilidad suficiente para ello-, de mi admiración y amor por esta tierra mágica y húmeda, gris y verde, de casas de colores como si fuesen una extensión mas del arco iris y de cielo siempre igual, lleno de nubes que presagian tormenta donde pocas veces sale el sol y, de todas maneras, no logra llegar al centro de la vida, porque allí donde la copa de los árboles y los bosques forman el gran firmamento, la tierra es lugar de misterios y de seres imposibles que se presentan ante los ojos de los incautos e ignorantes como seres de pesadilla, siendo en cambio, quienes pueblan nuestros sueños.
O al menos, los míos.
Ellos son las Xanas, las Sirenas, las Brujas Meigas y los etéreos Unicornios. Los dragones de las cavernas, los espectros y los espejos que son puertas que conducen a muchos, muchos lugares.

¿Como puedo comenzar mi relato?
He de decir, que soy una chica de ciudad, o bueno, al menos he nacido, crecido y vivido en ellas. Siempre he sentido un amor irracional por la ancha Gran Vía, tan llena de gente y de cosas artificiales, donde las propias personas que la caminan son falsos seres creados por la mano del hombre. Siempre me ha gustado el sonido de los aviones por las noches, como nana para poder dormirme y como el mejor modo de calmar mis nervios previos a los grandes acontecimientos.
Me ha gustado conducir rápidamente y sintiendo el aire por las grandes autopistas, acelerando y reduciendo la marcha cuando amenazaba con quedarme embobada mirando algún paisaje especialmente arrebatador.
He subido a lo alto de puentes de metal, sentandome en el suelo y balanceando las piernas en el vacío mientras admiraba toda aquella tecnología que se desarrollaba a mi alrededor. Sueños, ilusiones robotizadas y cosas no imposibles se erigían cada día como la base de mi civilización. ¿Cuánto tardaría en poder volar sin necesidad de una avioneta o de un avión? ¿De un globo, de un paracaídas o de un parapente? Poco, esa era mi idea. Mi sueño de ser una superheroína y poder volar se cumpliría, porque podriamos volar.
Así pues, estaba cómoda entre trenes de alta velocidad y no tan alta velocidad, entre trenes en definitiva. Me gustaba mirar a través de edificios de cristal y rodearme de cosas luminosas de colores que según el tono de mi voz, cambiase aquella luz fluorescente a otros tonos. Ya veis, tecnología, inteligencia artificial, posibilidades sin límites, destrozo de la tierra en la que vivíamos, muerte a las especies que también quería y me gustaba proteger con mi pensamiento, despertando la rebelión de la Madre Naturaleza.
Vivía en las afueras, pero incluso allí nadaba entre tecnologías y avances, sin embargo, no solamente era eso.
También, de algún modo, me gustaban aquellos paisajes sin explorar y parajes extraños del National Geographic. Los Osos Panda, las focas que la gente malvada de los paises desarrollados mandaban matar, los tigres de bengala, Pocahontas y su conexión con la naturaleza, Kyda de Atlantis, la civilización perdida... Pero sobre todo, de algún modo, rodeada de tantas cosas metálicas, muertas y creadas artificialmente, también necesitaba los círculos de hadas de las historias que leía, los fondos de coral y de peces de colores, de delfines vivos y naturales, de Islas perdidas, llenas de Selvas y misterios, como la isla de Perdidos, no sé si logro explicarme... Me gustaba la playa de noche, sobre todo la playa de Galicia, que había estado alguna que otra vez, en una cala con forma de media luna que me recordaba muchisimo a la historia de "El buque fantasma" que leí hace mucho tiempo. Incluso la luna se reflejaba en el agua y me pareció ver el barco medio derruido en mitad de la bahía. Me gustaba sentarme en pequeños puertos donde se amarraban los barcos, cerca de las playas o en la arena, o cerca de ella para que no me entrase en las botas. Y mirar fijamente al agua e imaginar que salía de pronto una sirena, o que Peter me encontraba y tras un poco de polvo de Campanilla -yo no sería como Wendy, yo sí creería en ella y seriamos amigas- me diría "Si, hermoso es el modo en el que te ahogarán si te acercas demasiado" y yo reiría y me iría volando con él hacia la tercera estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.
¿Entiendes lo que quiero decirte?
Era una chica metálica, una dama de hierro llena de increibles y naturales parajes.
¿El eslabón perdido entre la Civilización humana y la natural? ¡Ojala fuese así, porque no pudiera renunciar a ninguno de los dos mundos!
Sin embargo, estaba demasiado llena de mi mundo artificial... Y las palabras ya no fluían. Mi alma estaba estancada, la ilusión estaba incluso rota y las maravillas que mis congéneres podían obrar no afectaban al mal de mi interior.
Y me fuí, sin esperar nada en concreto.
Y lo encontré todo, queridos míos, todo lo que nunca me había atrevido soñar. Quizá sea algo exagerado, pero he podido escribir todo esto gracias a una inspiración que me ha regalado el mundo natural de Asturias, de Ribadesella, de el Circulo del Poder Interior y de la Aldea de Brujas.
Las dos últimas son nombres míos a sitios casi imaginados, pero míos al fin y al cabo y totalmente ciertos en mi mundo.
Pues bien, fueron ocho horas deviaje donde ví Buscando a Nemo (¡Dios mío, Dori es genial!) y Peter Pan: La gran aventura, que por cierto, consiguió deprimirme una vez más por la falta de alguien especial y adecuado en mi vida.
Pero eso es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión.
Era de noche y, ciertamente, no pude ver nada más que un camino estrecho y peligroso por el que circulábamos lentamente y entre saltos, llegaba a ser divertido y me reía contenta de poder pasar todo un fin de semana con las personas que más queria en el mundo: mi familia.
Pero no veía nada, nada en absoluto. Quizá el mundo lo quisiera así para darme la sorpresa al día siguiente.
Mientras, mi imaginación empezó a marchar cuando olí aquel aroma de hojas mojadas y hierba verde, escuché susurros en el aire y voces en el silencio que acaecía a mi alrededor.

Aquello, todo aquello, era el principio de un nuevo capítulo en mi historia.

Identidad

by Rhea on miércoles, 21 de octubre de 2009









Lady Halcón

Designios de una Diosa

by Rhea on miércoles, 14 de octubre de 2009

Mis sueños me roban el alma.
Esos sueños que últimamente, cada noche me hacen vivir ilusiones no reales, esos sueños que, últimamente me hacen aprender, hablar, llorar, angustiarme y reir, esos sueños que se convierten en mi vida por unos instantes, unas horas de oscuridad, me roban el hálito vital.
Porque cuando despierto, la cabeza me da vueltas. De pronto, tengo la tensión baja y ando por mi casa como si fuese un borracho con una botella de Johnny Walker en la mano. Así, whisky. A veces me siento, y mi cabeza hace que mi alrededor se vea como uno de esos tornados que tanto temo, de colores, de formas, de cosas que no llego a entender. Luego me levanto, y me da la impresión de que el cuerpo me duele. Y mucho.
Me siento en la cama, apoyando la espalda contra la pared, mirando un punto infinito de mi pared azul. Me... me duele el cuerpo. Y solo he estado soñando.
¿Por qué?
¿Es la vida, que me roba la vida? ¿Es el sueño, que quiere llevarme consigo?


Aún hoy guardo ese papel, el papel con el que empezó todo. Aquella fue la época decisiva que me llevó a abandonar mi camita de plumas azules y cojines plateados. Y mi decisión me trajo a esta otra que es, literalmente, una gran mierda, pero si las comparo me quedaría con la que tengo, una, dos, tres, mil veces antes que volver a los días iguales y seguros de antes. Vale, puede parecer una gilipollez enorme, dirás «parecías una niña mimada, que lo tenías todo». O quizá no pienses eso, es cierto, porque no sabes nada. ¿Sabes? Dicen que la ignorancia da la felicidad, y puede que al final haya descubierto que es tremendamente cierto. Sin embargo nunca me ha gustado ser una ignorante y me he cagado muchas veces en esa frase de… ¿Sócrates? Que dice “Solo sé que no sé nada”. Porque es verdad, ¿entiendes? No hay nada peor que la ignorancia, según mi punto de vista, porque te lleva a cometer los actos más perjuros e idiotas que de otra manera harías igualmente si te diese la gana, pero por lo menos podrías decir “sé que lo que estoy haciendo es lo más tonto del mundo”.
Yo hice lo más tonto del mundo, pero en esa época no lo sabía. Di la espalda a todo lo que un día me quiso, porque me sentía el angelito de la guarda que le faltaba al mundo. Y decidí querer. Lo que gané yo, ya lo juzgarás por ti mismo… Porque ahora empieza a llover. Y por varios motivos, entre ellos que el papel se moje, o me moje yo misma (aunque me encante), tengo que dejar esto a medias. Y como las medias tintas no me gustan, que soy de todo o de nada, mañana seguiré. O pasado, o cuando me dé la gana. ¿Vas a ser tú quien me diga lo que hay que hacer?

Cuentos sobre la lluvia

by Rhea on lunes, 28 de septiembre de 2009





Había empezado a llover y no me había dado cuenta. Y eso que la humedad del aire, era más que evidente. De pronto, mi gato y yo alzamos la cabeza cuando escuchamos un trueno. Él alerta. Y yo, feliz.

Enseguida quise salir a la calle. En mi mente se sucedía la misma imagen una y otra vez. Una niña, con un paraguas grande y bonito, oscuro, en mitad de la calle gris. Su vestido azul eléctrico destacaba en su mundo, y en el mío. Llevaba unas botas altas, quizás botas de agua y una chaqueta. Estaba parada en mitad de la avenida, dentro de un gran charco profundo. Sus botas estaban sumergidas en aquellas aguas negras que parecían las Lágrimas de Pandora. Y su mirada, fija en un reflejo que no podía ver. Pero yo sí. Yo veía su cara ausente de expresión, abstraída, distante, sola; en aquella superficie que hubiera parecido cristal si las gotas que golpeaban con rabia el paraguas de la niña, no cayesen también sobre el charco.

A pesar de esa imagen gris, quise representarla. Y me puse el vestido azul y las botas de vaquera. La chaqueta de cuero. No me pegaba nada, parecía una chica escapada de una peli country, mezclada con la rebeldía de una chica «motera», pero me gustaba. Y pese a que no me pegase nada, era feliz. Seguía siéndolo desde el trueno que me había despertado. O sumido en un sueño. Y cogí el paraguas enorme, con encajes y pequeños puntos blancos. Busqué un charco grande en la avenida. No fue difícil de encontrar, y una vez hube colocado mis pies en la parte más profunda, la irrealidad me llevó consigo. Como si yo fuera esa niña y ella me agarrase suavemente de la mano. Yo la seguí, dejándome arrastrar. Es raro lo de caer en un sueño cuando crees estar viviendo uno. Diluviaba, apenas podía ver más allá de mi brazo extendido. El paraguas temblaba, las gotas chocaban como mil explosiones juntas sobre mí. En mi cielo. Y me gustaba. Era inevitable que no me gustase.

Miré el charco, esperando encontrarme a mí misma “A través del espejo”, pero no fue así. Vi otra realidad rota en cien fragmentos o más.

Aurora Boreal: Parte IV

by Rhea on viernes, 18 de septiembre de 2009

—Una foto—comentó él, como si aquello fuese lo más normal del mundo.
—¿Para qué quieres una jodida foto?—contesté, todavía irritada. Poco a poco, me iba acostumbrando a la oscuridad y una silueta oscura apareció delante de mí.
—¿Vas a seguir haciendo preguntas?
—¿Vas a seguir sin contestarlas?
—Ya veo—dijo, mientras oí sonido de pasos. Por un momento temí que se hubiese ido, y aquella punzada de temor hizo que mi cuerpo reaccionase por mí.
—Eh, ¿A dónde vas?
—Espero que sepas hablar. Tanta pregunta me está haciendo perder el interés…
—¿Interés por qué?—al segundo, me arrepentí de mis palabras. Me tapé la boca, como una niña pequeña cuando la pillan en falta. Sonreí de nuevo en la oscuridad, por aquel juego tan banal y surrealista—. Sé hablar, cuando no me ciegan con un flash… Las luces fuertes atontan.
Él se rió.
—Tú sí que eres una luz fuerte, pero tonta.
—Espero que no siempre seas tan mordaz, o nuestra relación no va por buen camino.
—¿Relación? Ah… perdona, hacer una foto no me vincula a nada. ¿Acaso quieres tener una relación conmigo?
—Ahora eres tú quien pregunta.
—Nunca podré preguntar tanto como lo haces tu…
Los pasos seguían alejándose, y las respuestas rápidas y pícaras de aquel hombre con aroma a promesa, tiró de mi como un amo puede tirar de la correa de su perro. De una correa invisible, que había atado a mi cintura cuando apretó el botón de la cámara. Y yo quedé retratada en aquel instante. Nuestros pasos nos llevaron hasta la fuente, hasta una zona de luz clara, hasta un momento de frío deseo.
Al principio, solo vi su espalda y su culo moviéndose delante de mí. Me mordí el labio, divertida, pero no asombrada. No de momento.
Llevaba una chaqueta de cuero negro, y unos vaqueros oscuros ligeramente ajustados. Y el pelo le caía por detrás, desordenado, con cierta melena. Cuando empecé a divagar sobre como sería su cara, él se giró, y aquella apariencia de marioneta italiana me golpeó de lleno. Mis pasos se detuvieron, y mi mente se rebeló, en alguna parte del subconsciente, contra aquella sorpresa tan hiriente en el orgullo. Con una media sonrisa.
—Joder, que sexy—comentó él, mirándome con intensidad y esbozando una media sonrisa parecida a la mía, o al menos, juguetona.
Intenté entonces, tomar mi rol de female fatale, cosa que no se me daba nada mal cuando llegaba a necesitarlo de verdad. Aquel era un momento de necesidad, y sin embargo, no conseguía sacarla de mi interior. Jodida Alexandra.
Opté entonces, por acercarme a la fuente. Me senté en el borde, mientras le miraba de reojo para sacar más conclusiones. Tendría mi edad, quizá un par de años más. Y sus ojos verdes me taladraron.
—Ya, lo sé. Veo que por fin has dicho algo coherente en esta conversación. Bueno no, al principio dijiste otra cosa.
—¿Qué eres preguntona?
—Preciosa—contesté, con alevosía.
Le miré de reojo y vi que guardaba su cámara réflex en una especie de mochila que traía consigo, sin embargo cambió de opinión y se acercó con una determinación inquebrantable hacia mí. No me dio tiempo a extender la mano cuando él ya posaba sus labios en mi mejilla y disparaba de nuevo.
Aquella noche, en aquellos momentos donde mi vida estaba siendo inmortalizada en la cámara de un total desconocido, donde mi piel había osado tocarse con la de un hombre cualquiera, con aspecto de ángel de miguel ángel, donde mi alma quería reír, divertida por los momentos compartidos y porque sabía, de algún modo, que aquel chico no quería tener mi cuerpo, si no solo mi imagen y mi alma… Aquella noche, supe que había encontrado a mi media persona en el mundo. Y lo mejor, es que no lo amaría ni esa noche, ni ninguna otra.
Porque mi amor no estaba reservado para mi fotógrafo de mentiras y banalidades, a pesar de que fuese más tarde lo más importante en mi mundo.
Pero eso es adelantarse bastante a la historia, y yo en aquel momento, supe que había dado con aquella falla en la realidad.
Que dos seres sobrenaturales se habían encontrado, chocado y mirado. Y ya nada, nada para muchas personas, volvería a ser lo mismo.

¿Que ves?

Filed Under () by Rhea on martes, 15 de septiembre de 2009


No estoy sola...
¡Ah! Tengo un secreto. Sssssh, no se lo digas a nadie... No soy un mounstro, de verdad.
Bueno, quizá un poco mala. Pero... pero ya está...
Complicada, e inalcanzable. Egoista.
Pero no un mounstro.
Y tampoco sola.

Explicaciones

by Rhea on domingo, 13 de septiembre de 2009


Escribo con la última canción que (de momento) me han pasado de fondo. Surrender, Billy Talent. Es de esas raras veces que quiero música, quizá las emociones extremas me hagan volverme un poco humana y tolerar que la música entre en mi vida y por una vez, escribir a su son. Aunque he de decir que cuando estoy muy aburrida, o en el autobús, también dejo que me entretenga...
Tiene la rara capacidad de hacer recordar, o imaginar. O imaginar recuerdos como me han demostrado hoy, es posible.

Sea como sea, quería hablar hoy sobre el proyecto de Aurora Boreal, sobre todo para que conozcais un poco la historia y los por qués. Es... bien sabido por toda la comunidad que me frecuenta, que detrás de todo lo que yo hago, casi siempre (por no decir siempre, aunque suele haber excepciones en todo...) tiene un motivo. Y, una historia y lo que aparece en ella, no puede ser bajo ningun concepto, una de esas raras excepciones.
Lo que no significa que tenga un por qué claro. De todos modos, intentaré contaros lo que sé.

Aurora Boreal, nació sin nombre, sin protagonista y sin trama. Sigue sin tener trama, pero encontró su nombre y su protagonista está tomando forma entre las líneas que forman nuestro pensamiento, el suyo y el mío.
Lo único que se me ocurrió, fue una pequeña escena. Un pequeño atisbo de luz fuerte en mi oscuridad literaria, ya sabeis... Inspiración, lo llaman. Solo que sigo sin tener inspiración, musa y basicamente, no tengo nada que me motive cuando lo necesito... Pero tengo algo que contar. Y eso es bastante. En fin, la escena no era exactamente como la imaginé. Estaba bebiendo un café, y el café apareció en mi historia como un detalle importante y embriagador (ah, café de caramelo...), era de noche y tenía en mente sueños de independencia. Una vida en otro sitio, unos años más y un poco de dinero con tres o cuatro pequeños caprichos. Todo aquello giró y dió como resultado un pequeño fragmento donde, la mujer que lo narraba, compartía algunos gustos conmigo, pero portaba ese aire crítico y de esperanza realista que más tarde empezó a condensarse para crear una figura en la niebla. Pedí a algunas personas, que me dijeran como creían que era ella. Y casi todas me dijeron "¡eres tú!"... pero a mi no me gustó aquello. No quería otro autoretrato, quería algo nuevo, diferente, ponerme en la piel de otra persona y entenderlo. Entonces, mi última persona me dio una respuesta satisfactoria.
Y, consiguiendo aquello, solo me quedaba encontrar el nombre.
Aurora vino de la mano de un consejo (Gracias, G), y me pareció bastante adecuado y contradictorio. La aurora que despunta por la mañana, la claridad que ilumina el día tras una noche oscura...
Nuestra querida Aurora vive de noche, por lo cual es una paradoja... Sin embargo, el nombre completo de la historia acudió cuando, de pronto, me vino a la cabeza la Aurora Boreal. Aquella luz mágica que solo se ve de noche, que ilumina la oscuridad mezclándose con ella, siendo parte del fenómeno que es la noche... Sin dejar de ser luz, luz de colores. Era perfecto para ella.
Pues bien, llegados aqui teníamos a la chica en proceso, el nombre... pero seguía faltando la historia, la trama. Sé que quiero que sea de ella, pero no sé que haré que se cruce en su camino para conseguirlo.
La historia me escribe, por desgracia, no soy yo quien lo hace con ella. Solo hay que esperar, a ver qué quiere contar.

También llegé a la conclusión de que mi escritura no es para entretener. Que es de esa clase de textos profundos y con metáforas, alusiones y dobles sentidos. Filosofía inexperta y juegos de expresiones. De ese tipo de escritura en la que te tienes que parar a pensar, que no puedes pasar por alto. Que requieren un mínimo de comprensión. Son complejos, además. Me encanta hacer personajes donde lo bueno y lo malo se confundan y la línea se haga extremadamente difusa...

¡Hasta aquí!

Aurora Boreal: Parte III

Filed Under () by Rhea on viernes, 11 de septiembre de 2009

Sea como fuere, cruzaba el paso de peatones, aún distante del mundo que todas las noches me acunaba en sus brazos. Más pendiente de aquel aroma etéreo que llegaba hasta mi subconsciente, haciendo despertar una curiosidad que creía bastante dormida. Si mi camino sería el de la derecha –odiaba los pares, y como consecuencia, su relación con la derecha-, el que tomé por instinto fue la izquierda. Adentrándome por el camino de los Sauces hacia la fuente de los deseos del parque. O de las mentiras, cuando en mis días más afilados osaba acercarme por allí. Me irritaba, entonces, el mero recuerdo de aquella palabra. Deseos. ¿Por qué no decir estupideces? Yo solo conocía un tipo de deseo y era uno que consumía las entrañas del cuerpo, hacía arder el interior y conectaba de un modo que solo así se podía conectar. Y, lo peor, es que creaba adicción. Sonreí en la oscuridad del parque, mientras mis zapatos ligeramente altos, pisaban la arena y la hacía crujir. De pronto, no sabía muy bien por qué, sentía calor. Quizá, pensé, en un arrebato de locura; podría tirarme a la fuente cuando llegase. Bañarme en todas aquellas monedas doradas y aliviar un poco ese ardor de piel que estaba sufriendo. Me reí de mi estupidez, que no quisiese pronunciar lo que me pasaba no era motivo para que hablase de ello como una enfermedad misteriosa.
Relacioné las demasiadas horas durmiendo con sueños que hubiese podido tener. Y con ellos, mi excitación evidente. Me regañé mentalmente, pero es que nada en el día estaba teniendo coherencia. Nada… ¿Necesitaba preguntarme por qué? Quizás la pregunta correcta sería, ¿Por qué no?
Entonces, al llegar al claro de la fuente, me quedé inmóvil. Forzando los ojos en la oscuridad porque, más adelante, había una figura. Una figura que emitía destellos intermitentes, iluminando como pequeñas explosiones de luz su alrededor. Pude ver poco, porque aquella visión extravagante me sedujo. Y, cuando menos me lo esperé, aquel flash me estalló en la cara.
—Perdona… ¿Estás bien? No... Dios, has salido preciosa.
Aquella voz surgía de la nada.
—¿Qué?—murmuré, mientras parpadeaba intentado adaptarme a la luz—. Qué imbécil, ¿Qué has hecho? Me has cegado… joder…
Me froté los ojos varias veces y extendí la mano, no sé exactamente por qué. Y toqué algo, un cuerpo humano. También escuché algo, una risa. Y olí un aroma que compitió con el de café que desprendía. Tremendamente masculino, que me acariciaba sutilmente…

Aurora Boreal: Parte II

Filed Under () by Rhea on miércoles, 9 de septiembre de 2009

Sonó el dichoso reloj de la pared. Solamente sonaba a las doce en punto, y era una hora jodidamente crítica, porque tendría que estar cogiendo las llaves de casa y corriendo para coger un tren. Y sin embargo estaba allí, en ropa interior, con la piel erizada por la brisa contaminada nocturna, con una taza humeante en el alféizar filosofando sobre la vida en mi mundo. Llegaría tarde.
Con reticencia, me separé del ventanal del salón, y lo cerré, dejando las cortinas descorridas. Miré un instante más los coches que pasaban por la calle y me vestí rápidamente con lo primero que encontré tirado por ahí. Resultó ser un vestido corto, negro, con mangas largas de campana, con bonitos encajes en el borde. Al final decidí pasarme una cinta oscura por el pelo, para retirármelo de la cara y que por lo menos, se viese clara mi mirada. Si lo conseguí o no, nunca llegué a saberlo, porque nunca llegué a trabajar aquella noche.
Sé que mi apariencia debía ser apetecible, porque aquella noche me mordieron como si fuese el manjar más exquisito. Comida de dioses. Otra de esas cosas que solo pasan de noche, nos convertimos en dioses terrenales, objetos de oscuros deseos y pasiones prohibidas que, de pronto, dejan de estar tan prohibidas.
No hay respuestas a las eternas preguntas “quien eres” “que quieres de mí”. Sabes lo que la otra persona quiere de ti, y tú puedes dárselo o no hacerlo. Te ofrezco sexo, ¿me das a cambio tu vida? Es droga, ¿me das una buena historia? O mi preferida… ¿Qué te doy, a cambio de la llave de tu verdad?
Apenas miré el ático en penumbra cuando cerré la puerta con llave y corrí hacia el ascensor. Menudos pensamientos, ¿qué película había visto por última vez? Me había afectado muchísimo. Eso pensé. Había releído El mundo de Sofía pero nunca me había dado evocar cosas tan degradantes.
Intenté evitar seguir dando vueltas por los rincones de mis ocurrencias, y pulsé el botón de la planta baja. Tras esperar unos minutos, me di cuenta de que estaba estropeado y me faltaron segundos para abrir de nuevo la puerta, malhumorada y pensar unos cuantos improperios contra la mala suerte. Me agarré de la barandilla de metal elaborado con filigranas bastante bonitos y me lancé por los escalones de dos en dos. Ni me fijé en las figuras, ni me fijé en que las luces estaban apagadas y podía tropezar. Seguí bajando hasta que ya no hubo más escalones que saltar y las mejillas estaban encendidas, por el esfuerzo. Pasé como un suspiro por el alto y elegante recibidor y abrí la puerta de la calle.
La realidad no me golpeó, como podía haberlo hecho, porque nadaba en ella día tras día. Segundo tras segundo. Más bien fue la inestabilidad de la fantasía lo que me arrastró consigo.
Quise reír y añadí otro nuevo comentario a mis pensamientos.
Otra cosa particular de la noche, otra cosa que solo podía suceder en esa hora bruja… Algunos días, algunas noches, la lógica rompía como las olas contra las rocas. Se deshacía en espuma y tardaba un rato en volver a engancharse, a fusionarse con el mar.
Supe, como sabes cuando la lluvia va a caer por la humedad en el aire, que en aquella noche, había una fisura en la realidad.

Puse un tacón en la calle y la mente en el aire. Las ideas empezaron a flotar a mí alrededor, como todas las noches, esperando que escogiese a cual prestar atención. Empecé a caminar con dirección el metro, pero algo atrajo mi atención. Algo que no supe identificar. El clima estaba revuelto, las sirenas no estaban lejos, las voces eternas de los invisibles caminantes se alzaban como el humo de un incendio, haciendo toser, haciendo que quieras ponerte unos cascos y subir el volumen de la música al máximo. Porque no es agradable… no siempre.
Aquello, era lo más tranquilo que el centro podía ofrecer. Cerca de un parque con frescos árboles y mucho polvo de hada. Un parque que había sido profanado mucho tiempo atrás por la devastación de una humanidad egoísta y pragmática.
Me gustaba pasear con la moto por la avenida, sentir el aire más o menos limpio en la cara, oler a nuevo, a inhumano, pero hacía unos meses que la tenía descansando en el garaje del bloque de pisos, sin dinero suficiente para la gasolina. Asique solía ir en metro a todos sitios, disfrutando del ambiente tranquilo del subsuelo donde, casi siempre, el único ruido perturbador era en vaivén del tren. No costaba demasiado, pero, no obstante, los viajes eran pagados por cortesía de mi hospital. No podían subirme un poco el sueldo para poder comprar Gasoil, pero podían pagarme un Abono todos los meses. Negué con la cabeza, mientras cruzaba el paso de peatones. No era una avenida muy ancha, lo suficiente para que pudiesen circular con comodidad, coches de doble sentido. Había muchas farolas, eso sí, que iluminaban La Tierra como estrellas en el cielo nocturno. Ésas, son nuestras estrellas, para la gente que dejamos de soñar con lo imposible. Y solemos pedir que luzcan un poco más, lo justo para poder llegar a casa y respirar tranquila a altas horas de la madrugada. Nuestra esperanza se limita a la seguridad que una luz difusa pueda llegar a proporcionarnos. Nuestros sueños desaparecen en el firmamento como cuando diriges una linterna hacia arriba, intentando iluminar la oscuridad del infinito.
Era el centro residencial, un montón de edificios juntos, unos más altos que otros, con bonitos balcones que se extendían como las ramas de un gran árbol. Todos éramos parte de ese árbol, solo había que determinar si eras un mísero insecto, un libre pájaro o una mortífera serpiente.
Yo no sabía exactamente como considerarme. Era demasiado parte de los demás, pero a la vez, muy parte de mí misma. Era la lluvia que mojaba la tierra y que corría por el rostro de todos, mientras abrían sus bocas lamiendo las gotas. Pero también era aquella vividora de las emociones que pudiesen ofrecerse. Expectante de las cosas que aún no habían llegado hasta mi. Excéptica y poco fiel, amante y muy amada. Había matado a mis dioses, y no los echaría de menos.

Aurora Boreal: Parte I

Filed Under () by Rhea

¿Qué pasaría si un día, al despertar, fuese un gato? Todas las noches, al abrir los ojos al nuevo día, me planteaba la misma pregunta y depende de lo que mi mente conteste, así me iría la vida. Es algo que llevo haciendo desde bastante pequeña, y ahora, a mis veinticinco años de edad, no puedo quitarme esa manía. Es lo que me ayuda a levantarme con buen humor porque, levantarse de noche, cuando la gente normal está durmiendo, no es muy agradable. O si. Depende. Ya, ya lo sé, todo depende del prisma con el que se mire. Por eso, a veces me despierto bien, y a veces mal.

Esa noche no me levanté demasiado bien, de hecho, se podría decir que me levanté de pena. Con los pelos indomables y cuatro horas más tarde, lo justo para no poder lavármelo y sólo poder conformarme con una ducha de pocos segundos. Así que, cuando me puse delante del espejo sabía que iba a ser una batalla perdida. A ver, como llevase la melena leonina esa noche me daba igual, lo que me importaba más es que esa noche no iba a ser de mi agrado. Podía ser una corazonada, no lo sé, pero todas las cosas que iban pasando, iban saliendo mal. Despertarse tarde, el edredón especialmente revuelto, el desastre caótico de mí alrededor, las sirenas de las ambulancias, el pelo indomable y el café demasiado caliente que estaba a punto de tomar.
Si las ambulancias sonaban, es que había pasado algo por mis alrededores. No era algo raro, pero era de noche, y los sucesos siempre pasaban en ese momento, asique me tocaría verlo al salir del portal. ¿Qué sería? ¿Un niñato amenazando con quitarme la vida si no le dejaban en paz, a él y a su heroína? ¿Un accidente de borrachos cabreados? ¿Un robo con violencia? Nada me sorprendía ya.

El suelo, cuando lo pisé, estaba frío. Muy frío. Me di cuenta de que había dejado la ventana del salón abierta, asique me aproximé a ella con mi café humeante entre mis manos. Aquel titánico choque de temperaturas, hizo que el vapor del café fuese aún más denso. Una neblina blanca me rodeó, inundándome de un agradable olor a café recién hecho. Supe que llevaría aquel aroma impregnado en la piel unas cuantas horas más, porque de noche, el tiempo no pasa de igual modo que por el día. Una gota podía tardar en alcanzar el suelo mucho más tiempo, como si la gravedad misma también se hubiese dormido. O, quizá, nuestra percepción del mundo cambiaba. Y las leyes que lo regía.
Los que habitamos por la noche, somos seres diferentes. Con la piel más clara y un humor más taciturno, o más fresco, depende de quién seas. El romanticismo de la luna y las estrellas, hay que dejárselo a los novatos en este mundo. Cuando pasan un par de años viviendo así, dejas de mirar al cielo para centrarte en quien de acompaña al lado. Y si su mano está peligrosamente cerca de tu bolso. Bajas a la tierra, como decimos. Empiezas a asimilar tu verdad.
De noche, todos los gatos son pardos. Dicho popular. Pues bien, no es verdad. Y quien lo dice es porque está completamente cegado por la luz del sol. Y es una pena, porque la noche está llena de brillantes colores artificiales que la gente común y corriente no ve.

La felicidad no se busca, se encuentra. En el fondo de una copa de Martini.
En el ruido del motor por la avenida desierta. En el humo blanco que el café regala cuando te asomas a la ventana.
En el orgasmo que se ha quedado atrapado entre las sábanas. En las luces de colores de un ático en el centro.
Te encuentra, te golpea, como un desconocido que te para por la calle y mirándote a los ojos susurra “Te amo”. No lo entiendes, ni quieres entenderlo, simplemente niegas y te alejas, pensando que se ha equivocado.

Aquí ignoramos la felicidad porque pensamos que se ha equivocado de persona.

La idea de una villana

by Rhea on domingo, 6 de septiembre de 2009


Voy a contar una historia. De esas que yo adoro. No sé que va a salir, ni siquiera voy a poner raciocionio a mis palabras. Lo que piense, mis dedos lo escribirán, ¿vale?. Sorprendámonos. Bueno, iba por... Ah si, por los cuentos que yo adoro pero nadie me cuenta. ¿Por qué nadie cuenta cuentos? Vamos a ver, no tienen por qué empezar por "Érase una vez..." un príncipe y una princesa, con un dragón -siempre me identifiqué con el dragón-, ni siquiera tienen que empezar. Me vale incluso si ya están empezados. Me gustaba el dragón porque era un villano super pro. Y hace poco he llegado a la conclusión de que los villanos con transfondo... molan. ¿Y sabes? ¡No son villanos! Son seres, héroes que la gente no reconoce porque es demasiado simple. De eso sabemos muy bien Annie y yo, que somos villanas. Y, sinceramente, me encanta ser una persona anormal. Porque también lo somos y que cada uno entienda esa palabra como mejor guste.
Esta noche he intentado filosofar sobre el mundo nocturno pero me ha salido el tiro por... por donde esta mañana me salió a mi el mío. Fallando. Jajaja -risa maligna, por supuesto, digno de cualquier malo...- Y como últimamente nadie que pueda entenderme me escucha, pues a joderse, los pensamientos se me amontonan, y tengo mucho que decir pero nadie a quien decirlo. Y me río más, porque me cabreo. ¡Oh si! ¡Soy una niña muy mimada! Y es odioso, por cierto. No lo digo como si estuviese orgullosa, ni como si reconociese un error pero dijese "bah, en el fondo no me importa" joder, es una verdad y sé que es algo que de momento no va a cambiar... Incluso si se me dá un ultimatum... ¿Quien iba a darmelo? Jajaja -risa malévola de nuevo-, mamá ya lo a intentado y es la única persona un poco capaz de hacerme entrar en razón... En cuanto a eso. Qué se le va a hacer, algún día aceptaré por mi misma que el mundo no es como yo quiero verlo. Ni como yo quiero que sea. Por eso tengo mi límite, por eso la gente no pasa. Joder, y no es plan de arrepentirse por haber dejado pasar a quien pasó... Pero claro, tratas de ver las cosas y las ves, si, muy bonito, como deberian ser, pero luego tratas de aplicartelo a ti misma y ¡Ah amiga, que jodido! Creo que los villanos son inadaptados que no consiguen el mundo como lo quieren. Y luchan por él. Ah, que egoistas, quizá los villanos sean un poco egoistas.
Buah, me da igual como sean.
A mi el dragón me molaba mil, porque volaba, y echaba fuego por la boca. Y era poderoso y ni de coña el principito fortachón podría matarlo. Es algo que los débiles humanitos se inventaron para tener fé y esperanza.
Una metáfora muy cutre, por cierto.
Y hasta aqui la historia.
Titulemosla... "La idea de una villana" No sé por que el titulo, pero mola la palaba Villano.

Villano, villana, villano, villana...

Noche de reflexión estúpida

Filed Under () by Rhea

A veces siento eso que llaman "claustrofobia". Pero, ¿como se puede tener claustrofobia a algo que ni siquiera es material? Es un concepto, es algo a lo que alguien le puso un nombre. Gente anónima creando algo anónimo. La vida. Vida, ¿que es vida? ¿Y que es cada palabra que pronuncio? Cuando me paro a pensarlo, el sentido de las cosas se escapa y se queda solamente un cuerpo idiota que no sabe en qué idioma pensar. Porque todos carecen de sentido, todo son palabras que no tienen ningún significado. Como si te plantases en medio de Japón y dijeses un "Hola" español a cualquiera de sus habitantes. ¿Que te responderían? Y aunque supieses japonés, parate a analizar la palabra que contestarían. Tendría el mismo efecto, correría a desaparecer de la razón.
Asique he llegado a la conclusión de que ha de existir un lenguaje universal. Uno que todos entendemos, uno que no hace falta palabras ni significados. Una mirada no significa nada, nada que pueda ser expresado de otro modo. Ni hace falta explicarlo. Se siente. Ya está.
Me dá la impresión de que el lenguaje ha sido creado por un idiota que decidió estropear la humanidad. Si, creó algo hermoso, creó algo que puede hacer tanto soñar, como herir. Pero también nos dio varias cosas que crean mi claustrofobia.
Dejamos de entendernos. Dejamos de ser capaces de expresar. Creamos la frustración, la imposibilidad de decir lo que sentíamos. Y llegó la búsqueda de algo más, de algo que un idiota, sin preguntar, decidió robar.

No sé por que me ha salido esto. Ni siquiera tiene nada que ver con como me siento. Pero es de noche, y la noche es imprevisible... ¿Que le vamos a hacer? Yo no quiero cambiarla.
Esta noche he visto estallidos de Verdad, me he emocionado y un idiota, sin preguntar, me ha quitado la emoción.
Asique ahora solamente vuelvo a ser un ser cabreado. Excesivamente hormonado emocionalmente, y dificilmente aguantable.
Vuelvo a ser yo, sin morfina para mis pensamientos hirientes, sin Vicodina como House para flipar y sacar teorías de lo más alucinantes.
Echo de menos el desenfreno de una fiesta que no es la tuya. Y de unos fuegos artificiales que, con cada estallido, te estalla algo por dentro y, para ignorarlo, decides fotografiarlos.

Guárdame la lluvia

by Rhea on sábado, 15 de agosto de 2009


Vamos a ver, cosa rara en mí pero estoy escuchando música. Oh, si, claro, en este mundo melómano, donde nadie puede sobrevivir sin música, donde siempre se ha alabado, respetado y admirado a los músicos, donde parece que esos acordes, esas voces, esos sonidos inciden directamente en nuestras almas... Todo el mundo escucha música. Ya sea esos pocos -o muchos- que escuchan Clásica, o Instrumental, o cualquier otra cosa que se pueda escuchar. Escuchan, porque les gusta. Dicen que la música aplaca a las bestias, ¿no? Alomejor por eso los humanos lo escuchan, por que son bestias.
Tengo algunas peculiaridades; Hablar de las mujeres como si yo no lo fuera, llevar mochila en vez de bolso y no soportar la música casi siempre.
Normalmente suelo estar en silencio, con la voz de mi cabeza martilleando como si fuese la propia BSO de mi vida, asique ¿para que quiero música? siempre tuve suficiente con mis historias...
Pero ahoral a estoy escuchando. De hecho, la canción que tengo puesta es La rosa de los vientos de El mago de Oz. Llevo escuchándola desde ayer, una y otra vez, una y otra vez... casi sin parar, sin darme un respiro... Y si te sientes perdido, con tus ojos no has de ver hazlo con los de tu alma y encontrarás la calma, tu Rosa de los vientos seré... Sigue, sigue, sigue... Es la única canción en mi reproductor de Windows Media Player. Ahora mismo no odio la música, ahora mismo no odio La rosa de los vientos, ahora mismo no... Ahora mismo, quizá sea un poco humana y me deje arrastrar por esa pasión que llaman Música. Me mece en sus notas... Me mece como un ser doblegado, como un ente encadenado a algo terrenal...
En fin, la música, esa cosa que me irrita demasiadas veces como para que pueda llegar a amarla.
¡Oh! Yo te enseñaré a vencer a tu enemigo que no son los demás eres tú, eres tú... Que frase más sabia. También es del Mago, la canción de Atrapasueños. Vale, de vez en cuando cambio a otra que también pueda gustarme, porque si no acabaré odiandola y se acabará su efecto balsámico.

Ayer... no, no sé cuando, el tiempo ya no es importante. Reflexioné sobre una cosa y llegué a la conclusión de que nadie podría quererme porque yo tampoco podría querer a nadie. No es un lamento, es una reflexión, una verdad interior. Y no es por que yo quiera, ni porque lo haya decidido así. Soy como un reflejo absoluto de decisiones anteriores, de momentos antiguos que han hecho ahora lo que soy. Que todo lo que vivido anteriormente han repercutido directamente sobre mi presente. Dicen que somos el pasado, y es absolutamente cierto. Pero no me quiero desviar, ese desapego. Si, muchas veces me han dicho que soy desapegada, fría -no sé donde lo ven pero...- y poco cariñosa. Mi madre, mis tutores, algunos amigos... Otros no. Otros no opinan igual, y me vez un ser cálido y caprichoso. Es cierto que soy caprichosa, pero ¿es posible que personas que están en mi vida me vean de manera distina? ¿Somos duales, entonces? Para algunos soy una especie de Rosa, para otros alomejor una bonita cala -O como me llamó una vez un amigo, y me hizo gracia, un Alelí-.
El caso es que hay algo en lo que ambos deberian coincidir... En que yo, como persona, siempre tengo un límite. Un tope, y no dejo llegar más allá. El resto queda en sombras, y ni siquiera sé si para bien o para mal.
Lo siento, pido perdón a todos. A los que están a las puertas, los que intentaron sobrepasarlas, de los que me cansé.
Perdón a todos.
Hoy soy humana... hoy la música me acompaña.-

4 - VIII - 09

by Rhea on martes, 4 de agosto de 2009

Al final resultó que las cosas fueron mejor de lo... ¿esperado? ¿Y como se esperaba? Inexistente. Y de pronto, existe. De pronto llega el estallido de voces, de coros, de palabras, de miradas, de risas, de quejas, de pisadas, el rumor de la ropa al rozar, el sonido de la respiración, incluso el eco de los pensamientos... De pronto puedes oir, ver, tocar todas esas cosas. De pronto sabes que si estiras la mano vas a tocar algo que minutos antes solamente era un etéreo, una voz en tu cabeza, un color en tus ojos, un alma que tocaba la tuya, sin cuerpo, sin materia. Entonces te preguntas, ¿es real? ¿Estoy aqui? Notas el calor, la boca seca, las vueltas sin sentido que de pronto has dado para llegar al mismo sitio, las decisiones de dirección tomadas al azar, perdidos más veces que encontrados. Y la voz, que entra en tu cabeza, diferente, con un matiz que antes no tenia. El de la vida. De pronto ries, de pronto miras con picardía, con un toque maligno. Y dices algo, que ahora suena lejano, que ahora no puedes ni escucharlo, pero antes era un mundo. Antes era el momento. Y pones una mano, notas más calor. Notas algo sólido, algo que ocupa un espacio en tu mundo. En muchos sentidos. La explosión se contrae, y terminas aceptando que aquello está allí, y empiezas a fijarte en las pequeñas cosas. La manera de andar, la forma de la sonrisa, el movimiento de la cabeza, el color de ojos... Escuchas, asientes, ries, contestas, pero solo quieres disfrutar de la sensacion de esa compañía extraña, que nunca antes habías sentido pero con la que habías compartido.

by Rhea on domingo, 2 de agosto de 2009

Q u e e n o f D a m e d


Photogallery

by Rhea










Photoshoot Gallery

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Filed Under () by Rhea on martes, 28 de julio de 2009

Nombre: Rhea (Galadriel, Desirée, Caos, C'iel, Gaira...)
Diversión: Pokemon platino
Grado de inteligencia: Alcanzando límites insospechados... ¿De que?
Música: BSO Pokemon Platino y BSO Bailame el agua
He muerto y he resucitado... de las cenizas, un árbol he plantado y su fruto a dado... Y desde hoy, algo ha empezado...
Color: Negro, desde el pelo hasta un calcetín. El otro es blanco, y un coletero Salmón.
Nivel: ¡Soy entrenadora pokemon nivel 72!
Estado de ánimo: Aqui no me gusta pensar, ni sentir.
Ya no persigo sueños rotos, los he cosido con el hilo de tus ojos y te he cantado al son de acordes aún no inventados...
Observación: Ser del etéreo sobrevolando el mar.
Cura: ¿Alguien tiene algo dulce? ¿Alguien tiene un abrazo? ¿Alguien tiene una caricia? ¿Alguien tiene... algo que ofrecer?
NO hacer: Ser frío.
En proceso: Actualizar el blog e intentar, con metáforas, contar algo que nunca haré claramente. Que pro, ¿verdad?

Dance

Filed Under () by Rhea on domingo, 26 de julio de 2009



Báilame el agua

Úntame de amor y otras fragancias de su jardín secreto. Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor. Sácame de quicio. Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado. Hazme sufrir. Aviva las ascuas. Ponme a secar como un trapo mojado. No desates las cuerdas hasta que sea tarde. Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos. Líbrame de mi estigma. Llámame tonto. Sacrifica tu aureola. Perdóname. Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora. No me arrastres. No me asustes. Vete lejos. Pero no sueltes mi mano. Empecemos de nuevo. Sangra mi labio con sanguijuelas de colores. Fuma un cigarro para mí. Traga el humo. Arréglalo y que no vuelva a estropearse. Échalo fuera. Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora. Sueña retorcido. Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos. Dame la llave de tus oídos. Toca mis ojos abiertos. Nota la textura del calor. Hasta reventar. Sé yo mismo y no te arrepentirás. ¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos. Yo te enviaré a los míos. Píllate los dedos. Los lameré hasta que no sepan a miel. Hasta que no dejen de ser miel. Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café. Caliente claro... Y sin azucar. Sin aliento.


“—Bailame el agua-le dijo ella, esbozando una sonrisa.
»Que no, que no te creo.
—Nunca miento.
—Que no, que no te creo.
—Que es verdad, lo escribí para ti.
—Pero si no me conoces.
—S-Si, bueno, creo que te conozco.
—¿Ah si? ¿De que?
—Te he visto.
—¿Solo por ver a una persona ya la conoces?
—Claro. Llevas poco tiempo viviendo en Madrid, y no te gusta, ¿no? Vienes de una ciudad más pequeña, del norte. Estamos en invierno y… llevas poca ropa.
—Es que no tengo otra.
—Por la mañana te molesta cualquier sonido por pequeño que sea. Pero por la noche te encanta que te rodeen todo tipo de ruidos. Tu misma eres puro ruido que… sonríe hasta al segurata. No andas muy bien de pelas y… Bueno, lo más importante. Cuando alguien te entra por el buen ojo, vas a muerte con él.
—Pues me tengo que ir a currar.”


“—¿Y tu… trabajas?
—No.
—¿Y a que te dedicas?
—Aprovecho el tiempo… y es algo que mucha gente no sabe hacerlo.
—Ya, repartiendo papelitos en el metro, ¿no?
—No, ha sido la primera vez.
—Ya, asique he sido tu primera víctima.
—Y con suerte la última
—Y si no es indiscreción… ¿De que vives? ¿Del aire?
—Y del agua—contestó él, levantando un vaso de agua y esbozando una media sonrisa.”


Bailame el agua es una película que... Ha ascendido en mi escala de cosas importantes y se ha colocado justo después de Pulgarcita. Los diálogos, las sonrisas, las palabras, los poemas, las canciones... La metáfora. El anacronismo. Las paradojas. Las coincidencias. Los recuerdos.
No puedo soportarla de la misma manera que no puedo dejar de verla...