Un día me di cuenta de cómo era el mundo: Terrible y hostíl.
Y me inventé un cuento.
Un día me preguntaron cómo era mi vida, y no fui capaz de responder.
Entonces, me inventé un cuento.

[ Distorsión de la realidad ]

Distorsión de la realidad

by Rhea on miércoles, 2 de diciembre de 2009


Es curioso que haya estado en tierra de Xanas y Meigas y no haya traido ni una sola fotografía de ese paisaje. Quizá tendrían que quedarse donde están, en mi mente, corazón y alma. Porque todo aquello se ha quedado como una huella indeleble en mi corazón, en mis recuerdos, donde todo suele desaparecer tras unos breves instantes de existencia para caer en la oscuridad de la inconsciencia, donde según el señor Freud; nada se olvida, solo se agazapa en los rincones más bastos y extensos de la mente humana.
Pero ahora, sin embargo, están grabados de algún modo en mi mente pudiendo recrearlos y queriendo recrearlos para vosotros, todos y nadie y para que podais compartir, aunque sea un mínimo atisbo -si consigo la habilidad suficiente para ello-, de mi admiración y amor por esta tierra mágica y húmeda, gris y verde, de casas de colores como si fuesen una extensión mas del arco iris y de cielo siempre igual, lleno de nubes que presagian tormenta donde pocas veces sale el sol y, de todas maneras, no logra llegar al centro de la vida, porque allí donde la copa de los árboles y los bosques forman el gran firmamento, la tierra es lugar de misterios y de seres imposibles que se presentan ante los ojos de los incautos e ignorantes como seres de pesadilla, siendo en cambio, quienes pueblan nuestros sueños.
O al menos, los míos.
Ellos son las Xanas, las Sirenas, las Brujas Meigas y los etéreos Unicornios. Los dragones de las cavernas, los espectros y los espejos que son puertas que conducen a muchos, muchos lugares.

¿Como puedo comenzar mi relato?
He de decir, que soy una chica de ciudad, o bueno, al menos he nacido, crecido y vivido en ellas. Siempre he sentido un amor irracional por la ancha Gran Vía, tan llena de gente y de cosas artificiales, donde las propias personas que la caminan son falsos seres creados por la mano del hombre. Siempre me ha gustado el sonido de los aviones por las noches, como nana para poder dormirme y como el mejor modo de calmar mis nervios previos a los grandes acontecimientos.
Me ha gustado conducir rápidamente y sintiendo el aire por las grandes autopistas, acelerando y reduciendo la marcha cuando amenazaba con quedarme embobada mirando algún paisaje especialmente arrebatador.
He subido a lo alto de puentes de metal, sentandome en el suelo y balanceando las piernas en el vacío mientras admiraba toda aquella tecnología que se desarrollaba a mi alrededor. Sueños, ilusiones robotizadas y cosas no imposibles se erigían cada día como la base de mi civilización. ¿Cuánto tardaría en poder volar sin necesidad de una avioneta o de un avión? ¿De un globo, de un paracaídas o de un parapente? Poco, esa era mi idea. Mi sueño de ser una superheroína y poder volar se cumpliría, porque podriamos volar.
Así pues, estaba cómoda entre trenes de alta velocidad y no tan alta velocidad, entre trenes en definitiva. Me gustaba mirar a través de edificios de cristal y rodearme de cosas luminosas de colores que según el tono de mi voz, cambiase aquella luz fluorescente a otros tonos. Ya veis, tecnología, inteligencia artificial, posibilidades sin límites, destrozo de la tierra en la que vivíamos, muerte a las especies que también quería y me gustaba proteger con mi pensamiento, despertando la rebelión de la Madre Naturaleza.
Vivía en las afueras, pero incluso allí nadaba entre tecnologías y avances, sin embargo, no solamente era eso.
También, de algún modo, me gustaban aquellos paisajes sin explorar y parajes extraños del National Geographic. Los Osos Panda, las focas que la gente malvada de los paises desarrollados mandaban matar, los tigres de bengala, Pocahontas y su conexión con la naturaleza, Kyda de Atlantis, la civilización perdida... Pero sobre todo, de algún modo, rodeada de tantas cosas metálicas, muertas y creadas artificialmente, también necesitaba los círculos de hadas de las historias que leía, los fondos de coral y de peces de colores, de delfines vivos y naturales, de Islas perdidas, llenas de Selvas y misterios, como la isla de Perdidos, no sé si logro explicarme... Me gustaba la playa de noche, sobre todo la playa de Galicia, que había estado alguna que otra vez, en una cala con forma de media luna que me recordaba muchisimo a la historia de "El buque fantasma" que leí hace mucho tiempo. Incluso la luna se reflejaba en el agua y me pareció ver el barco medio derruido en mitad de la bahía. Me gustaba sentarme en pequeños puertos donde se amarraban los barcos, cerca de las playas o en la arena, o cerca de ella para que no me entrase en las botas. Y mirar fijamente al agua e imaginar que salía de pronto una sirena, o que Peter me encontraba y tras un poco de polvo de Campanilla -yo no sería como Wendy, yo sí creería en ella y seriamos amigas- me diría "Si, hermoso es el modo en el que te ahogarán si te acercas demasiado" y yo reiría y me iría volando con él hacia la tercera estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer.
¿Entiendes lo que quiero decirte?
Era una chica metálica, una dama de hierro llena de increibles y naturales parajes.
¿El eslabón perdido entre la Civilización humana y la natural? ¡Ojala fuese así, porque no pudiera renunciar a ninguno de los dos mundos!
Sin embargo, estaba demasiado llena de mi mundo artificial... Y las palabras ya no fluían. Mi alma estaba estancada, la ilusión estaba incluso rota y las maravillas que mis congéneres podían obrar no afectaban al mal de mi interior.
Y me fuí, sin esperar nada en concreto.
Y lo encontré todo, queridos míos, todo lo que nunca me había atrevido soñar. Quizá sea algo exagerado, pero he podido escribir todo esto gracias a una inspiración que me ha regalado el mundo natural de Asturias, de Ribadesella, de el Circulo del Poder Interior y de la Aldea de Brujas.
Las dos últimas son nombres míos a sitios casi imaginados, pero míos al fin y al cabo y totalmente ciertos en mi mundo.
Pues bien, fueron ocho horas deviaje donde ví Buscando a Nemo (¡Dios mío, Dori es genial!) y Peter Pan: La gran aventura, que por cierto, consiguió deprimirme una vez más por la falta de alguien especial y adecuado en mi vida.
Pero eso es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión.
Era de noche y, ciertamente, no pude ver nada más que un camino estrecho y peligroso por el que circulábamos lentamente y entre saltos, llegaba a ser divertido y me reía contenta de poder pasar todo un fin de semana con las personas que más queria en el mundo: mi familia.
Pero no veía nada, nada en absoluto. Quizá el mundo lo quisiera así para darme la sorpresa al día siguiente.
Mientras, mi imaginación empezó a marchar cuando olí aquel aroma de hojas mojadas y hierba verde, escuché susurros en el aire y voces en el silencio que acaecía a mi alrededor.

Aquello, todo aquello, era el principio de un nuevo capítulo en mi historia.

Comments:

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  1. INmortal.


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